José Hurtado Mena realista urbano ha descubierto que la madrugada no es un mero accidente del día, sino un do al que, siguiendo el ejemplo de los auroros murcianos, justo y necesario es nombrado "salve de la despertá".La ciudad no es lineal y unívoca. La ciudad es circular y simultánea. Y admite en su pulsión vital tantos afanes como horas. El reloj solar se echa a andar como ave a punto de iniciar el vuelo y de ahí en adelante las piedras de la entredormida o ya entredespierta ciudad se perfilan como silva de varia lección.En las calles aún hay relente, humor que la noche -con las sombras- entrega al día para su gobierno. Los adoquines, las losas, el asfalto, el cemento, el yeso, las cristaleras y las cresterías de los edificios se perfilan como un escenario en el que la luz fuera dándose gradualmente -como doncella en el tálamo- para predisponer el ánimo del espectador hacia el climax de la pronta animación.
Antonio Martínez Cerezo